2020-09-22

DESAFÍO DEL ABISMO

Me condenaron y me abrieron la jaula.
Di un salto y quedé parado en el umbral, vacilante, entre la expectativa y el asombro, contemplando el portento de la libertad y su inmensidad provocadora de vuelos, la tentación del cielo al alcance de mis alas.
Pero miré atrás y vi el plato lleno de alpiste, el vasito de agua limpia y fresca, los columpios de circo bien aceitados, el piso firme, el techo impermeable y las rejas fuertes que me protegían de los depredadores. Y no me atreví a arrojarme fuera, y retrocedí espantado.
Tuvieron que meter la mano, agarrarme, sacarme y aventarme a las alturas. Del susto se me pusieron las plumas de punta y lancé un canto de horror, y ya en poder del abismo, me tocó estrenar las alas y prender a volar, y aquí voy entre las nubes, huyendo de la nostalgia de la jaula que me persigue.
—Guillermo Velásquez Forero, La bestia divina


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