2020-11-30 0 comentarios

DE LA FUGACIDAD

Todo pasará pronto. El ahora es una brizna invisible en el
paisaje del tiempo. Una brizna.
Pasará la espera, el estado de querer que pasen los
días para que llegue un día, el del abrazo, que pasará
enseguida.
Pasarán los siguientes días en que se configura otra
espera, y la espera que llegue pasará y vendrá el día tan
ansiosamente esperado y pasará.
Pasará tan pronto todo, que cuando termine de decir
que pasará todo esto; ya habrá pasado. Y este instante ni
siquiera será brizna, sino olvido sumado a la nada entre
partícula y partícula del desierto.
—ÁNGELA GARCÍA (Medellín, 1957)


2020-11-29 0 comentarios

DE LA FUGACIDAD

 Todo pasará pronto. El ahora es una brizna invisible en el
paisaje del tiempo. Una brizna.
Pasará la espera, el estado de querer que pasen los
días para que llegue un día, el del abrazo, que pasará
enseguida.
Pasarán los siguientes días en que se configura otra
espera, y la espera que llegue pasará y vendrá el día tan
ansiosamente esperado y pasará.
Pasará tan pronto todo, que cuando termine de decir
que pasará todo esto; ya habrá pasado. Y este instante ni
siquiera será brizna, sino olvido sumado a la nada entre
partícula y partícula del desierto.
—ÁNGELA GARCÍA (Medellín, 1957)


2020-11-28 0 comentarios

A LA VIDA SE ENTRA SOLO

Breves de memoria y de olvido.
Como los niños que ahora repintan la rayuela.
Como el padre dormido.
Como el amigo que no volveremos a ver.
Cada cual con su tristeza.
Se entra y es ya un lugar del sueño.
Algunos con el corazón atiborrado de palabras.
Otros portando una copa amarga.
Algunos en el mes de los ahogados.
Otros cuando las primicias del ciruelo.
Cada cual con su propia confusión.
Todos con la misma soledad.
—FERNANDO LINERO (Santa Marta, 1957)


2020-11-27 0 comentarios

Puerto calcinado, Andrea Cote


Puerto  calcinado, Andrea Cote

Un libro por centavos 02

2020-11-26 0 comentarios

HE AQUÍ EL BRAZO

He aquí el brazo,
la pierna de una nina muerta
a quien levan a enterrar.
Ni Dios reconocerá estos miembros,
ni la quieta cruz.
No hubo ni habrá cielo para ella.
Ni quien diga, recuerde:
«Esta era su voz, este su sueño,
esta la mirada malograda».
No hubo no habrá cielo para ella,
ni habrá dolor posible,
ni palabra,
ni deseo que devuelvan,
restituyan la mirada
a los ojos de los muertos.
—BRIELJAIME FRANCO (Medellín, Antioquia, 1950)


2020-11-25 0 comentarios

PERIÓDICO VIEJO

 Cuando ya no importa
que los muertos se mojen
es fácil cubrirnos de la lluvia
con un periódico viejo.
Las manchas de las noticias
se deslizan por el cuello
dejando nombres propios en la piel
Recorremos el invierno
atragantados con los mismos titulares,
de ayer, de mañana y cien años más,
Con un hombre inmóvil en cada semáforo
Como última señal
de que estamos cambiando de piel.
—MERY YOLANDA SÁNCHEZ (Guamo, Tolima, 1950)


2020-11-24 0 comentarios

LÁZARO

Si Lázaro apareciera de repente
entre la oquedad de la casa del desierto.
Si recorriera leve los pasos ya perdidos
si la voz de la hermana levantara al hermano.
Pero Lázaro es leve aliento en la levedad del tiempo.
Si tan solo entre la triste multitud
como una espiga triste se dejara ver.
Si resucitara, si volviera a nombrar
a la dulce hermana,
si sobre el agua y sobre la luz del agua
lavara de nuevo sus manos
y bebiera en ellas de nuevo el agua.
Pero tan solo el tiempo del sueño es verdadero
y Lázaro trae su mirada ciega y calla.
Si tan solo se dejara ver
Como una simple espiga
entre la simple multitud.
SI su sed lo detuviera
ante el pozo del desierto,
si su fuego consumiera la carne del cordero
y con la neblina temblaran sus ocasos
pero Lázaro es leve y calla.
Si tan solo la dulce multitud
como una dulce espiga se dejara ver.
—ORIETTA LOZANO (Cali, 1956)


2020-11-23 0 comentarios

LA SOLEDAD DEL PÁJARO

 Siempre se halla ahí,
con la hoja de la navaja escarbando el mugre de sus uñas.
No habla con nadie, nunca mira a los ojos.
Cabecea lentamente cuando alguno
de los reclusos se le acerca,
en el paso del otro siempre calcula una amenaza de muerte.
Dicen que solo mira de frente
los ojos aterrados de sus víctimas,
en medio de los gritos, como un matarife,
los iba degollando con su cuchilla.
De la vieja tradición de Pilatos,
sólo le aqueda el mugre de las uñas
que el escarba con su navaja.
—JULIAN MALATESTA (Miranda, Cauca, 1955)


2020-11-22 0 comentarios

EL GUERRERO

 El guerrero, otrora invencible,
modesto recupera
su indiscutible lugar entre los asesinos.
Y pierde su aureola, su corona de miedos,
sus antiguos títulos, su pedestal en la leyenda.
Un hedor a sangre y monedas lo precede.
Un aletear de buitres gordos lo anuncia.
—FELIPE AGUDELO TENORIO (Bogotá, 1950)


2020-11-21 0 comentarios

EPITAFIO DEL MISÁNTROPO

 Aquí no yace
ni vive
ni ha vivido nadie.
aquí solo hay
silenciosa podredumbre
gusanos murmurantes
Voraces gusanos.
Largo.
—LEÓN GIL (Venecia, Antioquia, 1954)
@Bibliolectors


2020-11-19 0 comentarios

NEGANDO EL TIEMPO

 Recuerda,
esta piedra fue pájaro,
pero en ella no existe el ánimo del vuelo.
En cambio de nosotros perdura la dicha que sentimnos
cuando por primera vez nuestros padres se miraron.
Sin reconocer tu rostro de hace miles de años
la rutima del espíritu habrá negado
que aquí está reinando la ausencia del hombre.
Pero con tu regreso la piel vuelve a ser deseo,
Tu belleza será balanza de mi cuerpo.
Y nada lo impedirá:
aquí vivimos desnudos
antes que la dignidad acuñara el amor en monedas.
Ojalá con tu visita
bajo tu pie desaparezca el origen de los caminos
que aún se repiten en las estrellas.
—VÍCTOR LÓPEZ RACHE (Toca, Boyacá, 1959)
@Bibliolectors


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EL ENCUENTRO

 Dos puntos que se atraen, no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito. Las
gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho, avanzan en zigzag. Pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan.
Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata.
Demasiados proyectiles, su camino al revés los incrusta de nuevo, repasando el cañón, en un cartucho sin pólvora.
De vez en cuando, una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal, y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el
laberinto. No pueden vivir separados. Esta es su única certeza, y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca el encuentro, el otro
finge no darse cuenta y pasa sin saludar.
—JUAN JOSE ARREOLA


2020-11-18 0 comentarios

HUELLAS

 Hay noches que tienen la perturbación
de la memoria de mis dedos.
Sábanas de violenta
y sosegadas noches
donde vibraron
tantas arterias del deseo:
hoy ondulan silenciosas
movidas
por las intactas huellas de otros días.
NICANOR VÉLEZ (Medellín, 1959 - 2011)
@bibliolectors

2020-11-17 0 comentarios

ADIÓS

 Hoy mi hija ha trazado en el aire
un incipiente adiós
dirigido a mí por sobre el hombro de su madre.
Le hemos celebrado largamente
ese primer gesto elaborado
aunque vaya acompanado de una dura comprobación:
la vida nos entrena bien temprano
para las despedidas.
—ORLANDO GALLO ISAZA (Medellín, 1959)
@Bibliolectors

2020-11-16 0 comentarios

EPÍSTOLA MORTAL

 —Eduardo Carranza
...y no hallé cosa en qué poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Quevedo
Miro un retrato: todos están muertos:
poetas que adoró mi adolescencia.
Ojeo un álbum familiar y pasan
trajes y sombras y perfumes muertos.
(Desangrados de azul yacen mis sueños).
El amigo y la novia ya no existen:
la mano de Tomás Vargas Osorio
que narraba este mundo, el otro mundo...
la sonrisa de la Prima Morena
que era como una flor que no termina
desvanecida en alma y en aroma...
Cae el Diluvio Universal del tiempo.
Como una torre se derrumba todo.
..."Las torres que desprecio al aire fueron"...
Voy andando entre ruinas y epitafios
por una larga vía de Cipreses
que sombrean suspiros y sepulcros.
Aquí yace mi alma de veinte años
con su rosa de fuego entre los dedos.
Aquí están los escombros de un ensueño.
Aquí yace una tarde conocida.
Y una rosa cortada en una mano
y una mano cortada en una rosa.
Y una cruz de violetas me señala
la tumba de una noche delirante...
Ojeo el "Cromos" de los años treinta:
lánguidas señoritas cuyos pechos
salían del "Cantar de los Cantares",
caballeros que salen del fox-trot,
sonreídos, gardenia en el ojal
(y tú, patinadora, ¿a quién sonríes?).
Y esos rostros morenos o dorados
que amó un niño precoz perdidamente.
Amigos, mis amigos, mis amigos,
compañeros de viaje y no-me-olvides:
Teresa, Alicia, Margarita, Laura,
Rosario, Luz, María, Inés, Elvira...
con sus pálidas caras asomadas
en las ventanas desaparecidas...
Panero, Souvirón y Carlos Lara,
Pablo Neruda y Jorge Zalamea,
Jorge Gaitán y Cote y Julio Borda,
Mario Paredes, Mallarino, Alzate...
frente a sus copas de vino invisible
en sus asientos desaparecidos:
están aquí, no están, pero sí están:
(¡oh margarita gris de los sepulcros!)...
... "Sólo que el tiempo lo ha borrado todo
como una blanca tempestad de arena".
El que primero atravesó el océano
volando solo, solo con su arcángel,
y aquel en cuya frente ardía ya
el incendio maldito de Hiroshima,
los guerreros que al aire alzan el brazo
y la palabra libre como un águila
y aviones y estandartes y legiones
pasan cantando, pasan, ya van muertos:
adelante la muerte va a caballo,
en un caballo muerto.
La tierra es un redondo cementerio
y el cielo es una losa funeral.
El Nuncio, el Arzobispo, el Santo Padre
hacia su muerte caminando van:
nadie les grita: ¡detened el paso!
que ya estáis a la orilla: el precipicio
que cae sobre el Reino del Espanto
y en cada paso vais hacia el ayer
y de un momento a otro cae el cielo
hecho trizas sobre vuestras altezas...
Somos arrendatarios de la muerte.
(A nuestra espalda, sigilosamente
cuando estamos dormidos,
sin avisarnos se urden muchas cosas
como incendios, naufragios y batallas
y terremotos de iracundo puño...
que de repente borran de este mundo
el rostro del ahora y del ayer,
llámase amor o sangre y ojos negros...
Y nadie nos había dicho nada.
Alguien sabe el revés de los tapices,
digo, de vuestra vida,
y es el otro, el fantasma quien lo teje...).
Las niñas de Primera Comunión
de cuyas manos vuela una paloma,
las blancas novias que arden en su hoguera,
días y bailes, reyes destronados
y coronas caídas en el polvo,
la manzana y el cámbulo, el turpial,
el tigre, la venada, los pescados,
el rocío, mi sombra, estas palabras:
¡todo murió mañana! ya está muerto.
El polvo es nuestra cara verdadera.
Los Presidentes y los Generales
asomados al sueño del poder
sobre un río de espadas y banderas
llevados por las manos de los muertos,
el agua, el fuego, el viento, la sortija,
los ojos que ofrecían el infinito
y eran dueños de nada,
los cabellos, las manos que soñaban...
¡"fueron sino rocío de los prados"!
La Dama Azul, las flores, las guitarras,
el vino loco, la rosa secreta,
el dinero como un perro amarillo,
la gloria en su corcel desenfrenado
y la sonrisa que ya es ceniza,
el actor y las reinas de belleza
con su cetro de polvo, el bachiller,
el cura y el doctor recién graduados
que sueñan con la mano en la mejilla:
muertos están, si que también las lágrimas:
Todo fue como un vino derramado
en la porosa tierra del olvido.
Tanto amor, tanto anhelo, tanto fuego:
dime, oh Dios mío, ¿en cuál mar van a dar?
"¿Los yunques y troqueles de mi alma
trabajan para el polvo y para el viento?".
Por el mar, por el aire, por el Llano,
por el día, en la noche, a toda hora,
vienen vivos y muertos, todos muertos
y desembocan en el corazón
donde un instante salen a las flores,
los labios delirantes y las nubes
y siguen tiempo abajo, sangre abajo:
¡somos antepasados de otros muertos!
Todo cae, se esfuma, se despide
y yo mismo me estoy diciendo adiós
y me vuelvo a mirar, me dejo solo,
abandonado en este cementerio.
Allá mi corazón está enterrado
como una hazaña luminosa y pura.
Miro en torno, los ojos entornados:
todos estamos contra el paredón:
sólo esperamos el tiro de gracia:
todos estamos muertos, muertos, muertos:
los de ayer, los de hoy, los de mañana...
sembrados ya de trigo o de palmeras,
de rosales o simplemente yerba:
nadie nos llora, nadie nos recuerda.
Sobre este poema vuela un cuervo.
Y lo escribe una mano de ceniza.
http://depoesiasyotras.blogspot.com/.../epistola-mortal.html

2020-11-15 0 comentarios

Nocturno

Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.

Sobre las hojas de plátano,

sobre las altas ramas de los cámbulos,

ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima

que crece las acequias y comienza a henchir los ríos

que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.

La lluvia sobre el cinc de los tejados

canta su presencia y me aleja del sueño

hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,

en la noche fresquísima que chorrea

por entre la bóveda de los cafetos

y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.

Ahora, de repente, en mitad de la noche

ha regresado la lluvia sobre los cafetales

y entre el vocerío vegetal de las aguas

me llega la intacta materia de otros días

salvada del ajeno trabajo de los años.

—ÁLvaro Mutis

https://literariedad.co/2019/05/12/nocturno/














@Bibliolectors


2020-11-14 0 comentarios

EL AMOR DE LOS HIJOS DEL ÁGUILA

En la punta de la flecha ya está, el corazón del pájaro.
En la hoja del remo ya está, invisible, el agua.
En torno del hocico del venado ya tiemblan, invisibles, las
ondas del estanque
En mis labios ya están, invisibles, tus labios. .
—WILLIAM OSPINA (Padua, Tolima, 1954)

2020-11-13 0 comentarios

Casi obseno


 

2020-11-12 0 comentarios

COMO LUNA DE PIOJOS

Como luna de piojos
como polvo y leche sucia
alrededor de mi cama
fueron algunas
de mis noches.
Como caballos verdes
chapaleando espantados
en arena movediza
como trapecistas
olvidando con terror
sus movimientos
en el alba
así fueron
algunas de mis noches.
—GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ (La Plata, Huila, 1952)

2020-11-11 0 comentarios

CÁBALA

 Los ojos del mirar
del esperar
los ojos
del no querer ver
los familiarizados
con la tiniebla
con la Oscurísima realidad,
los que traducen rostros,
hoy leen lentamente
sin fatiga,
la esplendorosa sombra.
—AMPARO OSORIO (Bogotá, 1951)

2020-11-10 0 comentarios

EL SABLE SAMURÁI

Si una vez lejos del fuego
el agua me otorga flexibilidad y dureza,
entonces serviré:
mía será la fuerza de los brazos de mi dueño,
y mi hoja estará al servicio
de su comprensible y sangrienta devoción.
—ALVARO RODRÍGUEZ (Zipaquirá, 1950)

2020-11-09 0 comentarios

YO QUE IBA PARA LA FIESTA

Había comprado estos zapatos blancos
esta ropa para ir a la fiesta
y la sangre de mi hermano
ha salpicado la manga de mi pantalón
Y ya es muy tarde para volver al almacén
y no tengo ropa limpia en casa
y cómo salta el rojo sobre el blanco
Seguramente ya arde la fiesta
y el alcohol corre como el agua
Y para colmo
la sangre de mi hermano
ha manchado mi camisa blanca
aquí en mi pecho.
—HORACIO BENAVIDES (Bolívar, Cauca, 1949) 

2020-11-08 0 comentarios

MONÓLOGO DE JONÁS

Cuando echaron las suertes y los hombres furiosos me arrojaron al mar
creí que era el fin. Pero esto es más que el fin.
Si comiera de la carne de este animal durante el resto de mis días
no alcanzaría la salida. Así es la profundidad
de mi cautiverio.
He transcurrido mucho tiempo sin otro sol
que mi propio fuego
A veces me confunde el tumulto de su respiración,
la trepidación de sus latidos magnificados por el eco
a través de las muchas cavidades.
Como si fuera yo quien respirara
como si mis propios latidos lo inventaran.
Acaso sea yo el corazón de la ballena.
— RÓMULO BUSTOS

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OBSERVACIÓN HECHA DESDE EL HEMISFERIO IZQUIERDO DEL CEREBRO

Es probable que Dios no exista
esto en realidad carece de importancia
más interesante es saber
que existe el hemisferio derecho del cerebro
cuya función es soñarlo.
— RÓMULO BUSTOS

2020-11-07 0 comentarios

CUESTIÓN DE ESTADÍSTICAS

Fueron veintidós, dice la crónica.
Diecisiete varones, tres mujeres,
dos niños de miradas aleladas,
sesenta y tres disparos, cuatro credos,
tres maldiciones hondas, apagadas,
cuarenta y cuatro pies con sus zapatos,
cuarenta y cuatro manos desarmadas,
un solo miedo, un odio que crepita,
y un millar de silencios extendiendoo
sus vendas sobre el alma mutilada.
—PIEDAD BONNETT

2020-11-06 0 comentarios

Conjuro

 


2020-11-05 0 comentarios

REVELACIÓN

De niña me fue dado mirar por un instante
los ojos implacables de la bestia.
El resto de la vida se me ha ido
tratando inútilmente de olvidarlos.
—Piedad Bonnett 

2020-11-04 0 comentarios

LA JAURÍA

No podemos detenernos
ni conservar nada
Avanzamos como la sorda jauría
de un ejército invasor
sin poder retener nada a nuestro lado
Así el olvido
vamos todos
Cantando hacia la muerte
—SANTIAGO MUTIS 

2020-11-03 0 comentarios

HÉCTOR FABIO DÍAZ

 Llevo encima el traje azul, la corbata naranja,
la camisa que tanto gusta a Margarita, la del 301,
los zapatos negros bien lustrados, una pinta de hombre,
Como dijo mi madre después del beso ritual de despedida.
En la Kodak me tomaron la foto para la solicitud del empleo.
Pero de pronto me empujaron a un auto,
me pusieron dos armas en la cabeza y acabé tirado en una pocilga donde me preguntaban por gente desconocida.
No señor, decía y me pegaban. Duro lo hacían,
como si no tuviera carne, ni huesos, ni sangre, ni alma.
Ya no tengo traje azul ni corbata naranja,
ni puedo abrazar a Margarita.
Ahora soy una desteñida foto que mi madre
lleva a cuestas en plazas y desfiles.
—OMAR ORTIZ


2020-11-02 0 comentarios

SELVA QUE REGRESA

I
La selva arrulla a sus hijos con sus susurros mojados
mientras un sol perezoso inicia su caída lenta;
con su lengua pegajosa
lame nuestra piel húmeda y cobriza.
Los árboles enormes crecen por encima de nosotros
tejiendo un abrazo interminable
que se repite hasta la orilla del mar y las montañas.

II
Nosotros, sus hijos,
también crecemos
bajo su espesa sombra vegetal.

III
Yo voy a dormirme contra la tierra tibia.

IV
Yo voy a acurrucarme a escuchar
sus broncos ríos
que nunca acaban de pasar.

V
Yo voy a quedarme a escuchar el tiempo
que parece haberse quedado varado
en este enredo apretado de bejucos y hojas muertas
Su canoa también parece atascada en la arena blanca
de esta playa sin término.
—SAMUEL JARAMILLO

2020-11-01 0 comentarios

Ser o no ser

 El que soy envidia al que fui
El que quiero ser arenga al que seré
El que seré compadece al que soy
El que quiero ser reprocha al que fui
El que soy es el peor de los cuatro
Pero es quien goza la carne trémula
En esta esquina esplendorosa de tu cuerpo.
—Samuel  Vásquez

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