¡Raza de víboras!
Mateo 12, 34
En nuestro país, la justicia social era perfecta: cada quien tenía su víbora, pero sólo los temerarios nos atrevíamos a exhibirla en público, enrollada en el cuello y dispuesta a lanzarse contra el prójimo. La mayoría, la llevaba oculta en el nido de su corazón; pero en cualquier descuido, en la mirada, el gesto, las palabras, la embriaguez, la amistad o el amor, les brillaba su epifanía traicionera.
—Guillermo Velásquez Forero, La bestia divina
Mateo 12, 34
En nuestro país, la justicia social era perfecta: cada quien tenía su víbora, pero sólo los temerarios nos atrevíamos a exhibirla en público, enrollada en el cuello y dispuesta a lanzarse contra el prójimo. La mayoría, la llevaba oculta en el nido de su corazón; pero en cualquier descuido, en la mirada, el gesto, las palabras, la embriaguez, la amistad o el amor, les brillaba su epifanía traicionera.
—Guillermo Velásquez Forero, La bestia divina
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