2020-10-11

LLANURA DE TULUÁ

Al borde del camino, los dos cuerpos

uno junto al otro,

desde lejos parecen amarse.

Un hombre y una muchacha, delgadas

formas cálidas

tendidas en la hierba devorándose.

Estrechamente enlazando sus cinturas

aquellos brazos jóvenes,

se piensa: sonarán entregadas sus dos bocas,

sus silencios, sus manos, sus miradas.

Mas no hay beso, sino el viento,

sino el aire

seco del verano sin movimiento.

Uno junto del otro están caídos,

muertos,

al borde del camino, los dos cuerpos.

Debieron ser esbeltas sus dos sombras

de languidez

adorándose en la tarde.

y debieron ser terribles sus dos rostros

frente a las

amenazas y los relámpagos.

Son cuerpos que son piedra, que son nada,

son cuerpos de mentira, mutilados,

de su suerte ignorantes, de su muerte,

y ahora, ya de cerca contemplados,

Ocasión de voraces negras aves.

—Fernando Charry Lara



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