2020-09-27

ESPEJO DE PIEL

 Gozaron y sufrieron una convivencia amorosa apasionada, tan cristalina y tan sórdida, que en poco tiempo los encadenó con una dependencia enfermiza que no les permitía vivir el uno sin el otro. Y el hombre llegó a parecerse tanto a su ser querido, que eran idénticos y cualquiera los confundía, pues ya no
era posible distinguir cuál de los dos era el perro.
—Guillermo Velásquez Forero, La bestia divina


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